30 abr 2015

MAR COLL I CARLOS PARDO A "COSES DE CASA"


Dos de los protagonistas de "Coses de casa" nos adelantan algunos de los temas sobre los que hablarán en el festival Primera Persona. Recreamos la infancia de cuatro creadores (Carlos Pardo, Mar Coll, Llucia Ramis y Miguel Ángel Ortiz) y nos metemos en sus casas para entender todo lo que les ha pasado después.

Carlos Pardo

"Al principio aparezco cosiendo. Nunca he sabido coser pero ha sido una constante de mi infancia, como si quisiera cicatrizar una escisión interior. me explico: sé que hay un momento en el que dejo de hacer trajes a medida a mis muñecos de la Guerra de las Galaxias y empiezo a estrecharme mis pantalones de pana. Creo que de los 11 a los 12. Eso parece un salto cualitativo o así quiso parecerme entonces: me había hecho adulto. Pero no hacía sino acentuar el idealismo anacrónico inducido por mis hermanos mods. Mis doce años también eran anacrónicos en el sentido de que era joven en un mundo clausurado. La virtud principal de aquel tiempo en que mi padre ya no estaba es la de devolver una imagen estilizada. Yo era el espadachín aún, el legionario. El niño que sale a jugar con una capa, sin saber que hace el tonto. Sólo que en vez de lanzarme por una ventana, como hace el muchacho de la leyenda que trascendió el ridículo y llegó a ser Superman y anuló la famosa escisión del sujeto, porque era un niño utópico, yo me lanzaba al campo de fútbol con esos pantalones de pana que yo mismo me había estrechado y rompía porque mis piernas no eran tan regordetas en la imaginación del costurero".



Mar Coll



"Un par de semanas después de mi sexto cumpleaños mis padres se fueron a vivir temporalemente a Seattle por razones de trabajo, dejándonos a mí y a mi hermano dos años mayor a cargo de mis abuelos maternos. Mis padres les dieron una única instrucción: nuestras vidas tenían que permanecer en la medida de lo posible sin grandes variaciones o sobresaltos, en la estricta y segura rutina de siempre. Mismo cole, mismas actividades extraescolares, mismos amigos, mismas excursiones con los primos los fines de semana. Se fueron a penas iniciado el curso escolar y nosotros nos mudamos a la enorme casa de 350 metros cuadrados de la Avenida Diagonal.

Pasados los años, lo que no alcanzo a entender es cómo esperaban que se siguieran sus instrucciones conociendo a los dos increíbles personajes con los que vivimos durante seis meses."